lunes, 25 de febrero de 2013

Actitud ante la adversidad:


“No anticipéis las tribulaciones ni temáis lo que seguramente no os puede suceder. Vivid siempre en un ambiente de optimismo”.
Benjamín Franklin

Desde hace mucho tiempo he vivido y he visto como muchas personas a mi alrededor, enfrentan las situaciones negativas, con una actitud de negación, resentimiento y tratan de hacer responsable al mundo entero de la situación que están viviendo, diciendo en muchas veces: “la culpa de esto la tiene…”, sin embargo, también conozco maravillosos seres humanos, que han visto en la adversidad una manera para aprender y crecer como personas … y verbalizaban con gran entusiasmo frases tales como: “poner a mal tiempo buena cara”…

Por eso me encanta lo que menciona Elisabeth Kubler-Ross “la mayoría de la gente considera sus condiciones de vida como difíciles y sus pruebas y sus tormentos como una maldición, un castigo de Dios, algo negativo. Si pudiéramos comprender que nada de lo que nos ocurre es negativo, y subrayo: ¡absolutamente nada!... Todos los sufrimientos y pruebas, incluso las pérdidas más importantes, así  como todos los acontecimientos ante los que decimos: «Si lo hubiese sabido antes no lo habría podido soportar», son siempre regalos. Ser infeliz y sufrir es como forjar el hierro candente, es la ocasión que nos es dada para crecer y la única razón de  nuestra existencia. No se puede crecer psíquicamente estando sentado en un jardín donde os sirven una suculenta  cena en una bandeja de plata, sino que se crece  cuando se está enfermo, o cuando hay que hacer  frente a una pérdida dolorosa. Se crece si no se esconde la cabeza en la arena sino que se acepta el  sufrimiento intentando comprenderlo, no como  una maldición o un castigo sino como un regalo  hecho con un fin determinado.”

Por otro lado, Víktor Frankl que vivió el Holocausto, desde un campo de concentración  señala  algo muy interesante, “que cuando él estuvo en el campo de concentración recordaba  a  los hombres que iban de barracón en barracón consolando a los  demás, dándoles el último trozo de pan que les quedaba. Puede  que fueran pocos en número, pero ofrecían pruebas suficientes de  que al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa: la  última de las libertades humanas —la elección de la actitud  personal ante un conjunto de circunstancias— para decidir su propio camino”, es decir, que a pesar de las circunstancia de la vida, por más terrible que sea el único responsable de la actitud que tomes frente a esa situación es solo tuya… 

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